Abril - 2023

Santiago 3:1
"La responsabilidad del maestro de la Biblia"

Ahora Santiago quiere ayudar a sus lectores a estar conscientes de la responsabilidad que aquellos que quieren enseñar la Biblia llevan con este ministerio.

“Amados hermanos, no muchos deberían llegar a ser maestros en la iglesia, porque los que enseñamos seremos juzgados de una manera más estricta”, (Santiago 3:1, NTV).

Santiago 2:23-26
"El ejemplo de Rahab"

Santiago sigue explicando lo importante que es demostrar la fe salvífica a través de las obras. Ahora presenta el ejemplo de Rahab, quien también mostró su fe a través de sus obras.

  Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.  Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”, (Santiago 2:23-26, RV60).

 Y así se cumplió lo que dicen las Escrituras: «Abraham le creyó a Dios, y Dios lo consideró justo debido a su fe». Incluso lo llamaron «amigo de Dios». Como puedes ver, se nos declara justos a los ojos de Dios por lo que hacemos y no solo por la fe. Rahab, la prostituta, es otro ejemplo. Fue declarada justa ante Dios por sus acciones cuando ella escondió a los mensajeros y los ayudó a regresar sin riesgo alguno por otro camino. Así como el cuerpo sin aliento está muerto, así también la fe sin buenas acciones está muerta”, (Santiago 2:23-26, NTV).

Santiago 2:21-22
"El ejemplo de Abraham"

Santiago ahora da a sus lectores un ejemplo de la historia que ellos conocían muy bien, el ejemplo de Abraham, quien es considerado el padre de los judíos, pero también, el padre de la fe.

 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?” (Santiago 2:21-22, RV60).

 ¿No recuerdas que nuestro antepasado Abraham fue declarado justo ante Dios por sus acciones cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿Ya ves? Su fe y sus acciones actuaron en conjunto: sus acciones hicieron que su fe fuera completa” (Santiago 2:21-22, NTV).

Santiago 2:19-20
"La fe intelectual"

Santiago ahora explica que la fe intelectual la tienen hasta los demonios, y no por eso podemos pensar que ellos son salvos. La fe salvífica no es la fe que es solo intelectual.

 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.  ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?” (Santiago 2:19-20, NTV).

 Tú dices tener fe porque crees que hay un solo Dios. ¡Bien hecho! Aun los demonios lo creen y tiemblan aterrorizados.  ¡Qué tontería! ¿Acaso no te das cuenta de que la fe sin buenas acciones es inútil?” (Santiago 2:19-20, NTV).

Santiago 2:17-18
"La fe verdadera se ve"

Santiago explica cómo se debe de vivir la fe verdadera, la fe salvífica. Esa fe salvífica se puede ver a través de buenas las buenas obras.

“Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras”, (Santiago 2:17-18, RV60).

“Como pueden ver, la fe por sí sola no es suficiente. A menos que produzca buenas acciones, está muerta y es inútil. Ahora bien, alguien podría argumentar: «Algunas personas tienen fe; otras, buenas acciones». Pero yo les digo: «¿Cómo me mostrarás tu fe si no haces buenas acciones? Yo les mostraré mi fe con mis buenas acciones»” (Santiago 2:17-18, NTV).

Santiago 2:14-16
"La fe y las obras"

Santiago ahora habla de como una fe verdadera debe de ir acompañada de obras que demuestren esa fe.

 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? ” (Santiago 2:14-16, RV60).


“Amados hermanos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe si no lo demuestra con sus acciones? ¿Puede esa clase de fe salvar a alguien?  Supónganse que ven a un hermano o una hermana que no tiene qué comer ni con qué vestirse  y uno de ustedes le dice: «Adiós, que tengas un buen día; abrígate mucho y aliméntate bien», pero no le da ni alimento ni ropa. ¿Para qué le sirve?” (Santiago 2:14-16, NTV)

Santiago 2:12-13
"Muestra misericordia y recibirás misericordia"

Santiago dice a sus lectores que sus dichos y obras serán un día juzgados. Esto sigue en el contexto de su trato a los pobres y los ricos. Parece ser que los lectores de Santiago no mostraban misericordia con los pobres.

“Entonces, en todo lo que digan y en todo lo que hagan, recuerden que serán juzgados por la ley que los hace libres. No habrá compasión para quienes no hayan tenido compasión de otros, pero si ustedes han sido compasivos, Dios será misericordioso con ustedes cuando los juzgue”, (Santiago 2:12-13, NTV).

Santiago 2:10-11
"Si fallas en uno, fallas en todo"

Santiago da un ejemplo de como no es posible justificarse delante de Dios de no amar a sus semejantes pobres. Él pone el ejemplo de la ley y de cómo no se puede decir que se cumple con toda la ley cuando se falla con un mandamiento.

“Pues el que obedece todas las leyes de Dios menos una es tan culpable como el que las desobedece todas, porque el mismo Dios que dijo: «No cometas adulterio», también dijo: «No cometas asesinato». Así que, si ustedes matan a alguien pero no cometen adulterio, de todos modos han violado la ley” (Santiago 2:10-11, NTV).

Santiago 2:8-9
"El favoritismo es malo"

Santiago ahora explica porque el favoritismo es malo. Santiago no apoya el favoritismo ni para ricos, ni para pobres y explica el por qué. 

“Por supuesto, hacen bien cuando obedecen la ley suprema tal como aparece en las Escrituras: «Ama a tu prójimo como a ti mismo» pero si favorecen más a algunas personas que a otras, cometen pecado. Son culpables de violar la ley” (Santiago 2:8-9, NTV).

Santiago 2:5-7
"No desprecien a los pobres"

Santiago retoma el tema de la comparación del Rico y el pobre. Y hablando de manera general, comparte el por qué, si se tratara de mostrar favoritismos, sería más fácil para ellos mostrar favoritismo para con el pobre.

“Escúchenme, amados hermanos. ¿No eligió Dios a los pobres de este mundo para que sean ricos en fe? ¿No son ellos los que heredarán el reino que Dios prometió a quienes lo aman?  ¡Pero ustedes desprecian a los pobres! ¿Acaso no son los ricos quienes los oprimen a ustedes y los arrastran a los tribunales? ¿Acaso no son ellos los que insultan a Jesucristo, cuyo noble nombre ustedes llevan?”, (Santiago 2:5-7, NTV).

Santiago 2:2-4
"Favoritismo con malas intenciones"

El favoritismo muchas veces viene acompañado de una mala intención, según nos dice Santiago en estos versículos.

“Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?”, (Santiago 2:2-4, RV60).

“Por ejemplo, supongamos que alguien llega a su reunión vestido con ropa elegante y joyas costosas y al mismo tiempo entra una persona pobre y con ropa sucia. Si ustedes le dan un trato preferencial a la persona rica y le dan un buen asiento, pero al pobre le dicen: «Tú puedes quedarte de pie allá o bien sentarte en el piso», ¿acaso  esta discriminación no demuestra que sus juicios son guiados por malas intenciones?” (Santiago 2:2-4, NTV).

Santiago 2:1
"Sin favoritismos"

Santiago ahora habla de que algunos de los creyentes que reciben su carta estaban haciendo acepción de personas, es decir, estaban mostrando favoritismos.

“Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas”, (Santiago 2:1, RV60).

“Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas”, (Santiago 2:1, NTV).

Santiago 1:26-27
"Lo que realmente agrada a Dios"

Santiago ahora menciona cosas que realmente agradan a Dios y que muestran que se trata de seguir la palabra de Dios.

“Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.  La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”, (Santiago 1:26-27, RV60).

“Si afirmas ser religioso pero no controlas tu lengua, te engañas a ti mismo y tu religión no vale nada. La religión pura y verdadera a los ojos de Dios Padre consiste en ocuparse de los huérfanos y de las viudas en sus aflicciones, y no dejar que el mundo te corrompa”, (Santiago 1:26-27, NTV).

Santiago 1:25
"Mira la ley de la libertad"

Santiago nos invita a mirar la palabra de Dios y perseverar en ella, porque ella nos trae libertad.

“Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace”, (Santiago 1:25, RV60).

santiago 1:23-24
"Te olvidas fácilmente"

Santiago ilustra como se ve una persona que solamente escucha la palabra, pero no la pone por obra.

 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, este es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.  Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era”, (Santiago 1:23-24, RV60).

“Pues, si escuchas la palabra pero no la obedeces, sería como ver tu cara en un espejo; te ves a ti mismo, luego te alejas y te olvidas cómo eres”, (Santiago 1:23-24, NTV).

Santiago 1:22
"Poniendo en práctica la palabra"

Santiago ahora habla de como un creyente debe de ser más que una persona que escucha la palabra, debe de ponerla en práctica.

“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”, (Santiago 1:22, RV60).

“No solo escuchen la palabra de Dios; tienen que ponerla en práctica. De lo contrario, solamente se engañan a sí mismos”, (Santiago 1:22, NTV).

Santiago 1:21
"Reciban la palabra"

Santiago habló de como la ira de Dios no obra la justicia de Dios y ahora habla de cómo en vez de caer en enojo, se debe de recibir la palabra de Dios en nuestras vidas.

“Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas”, (Santiago 1:21, RV60).

“Así que quiten de su vida todo lo malo y lo sucio, y acepten con humildad la palabra que Dios les ha sembrado en el corazón, porque tiene el poder para salvar su alma” (Santiago 1:21, NTV).

Santiago 1:19-20
"La ira del hombre"

La ira del hombre nunca obra siguiendo la voluntad de Dios o su justicia. Normalmente un hombre iracundo comete muchos errores e injusticias. 

“Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios” (Santiago 1:19-20, RV60).

Santiago 1:18
"Nacemos por la palabra de verdad"

Parte de las cosas buenas que vienen del Padre, es la salvación. Cada creyente goza de una salvación que no merecía.

“Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas”, (Santiago 1:18, RV60).

Santiago 1:16-17
"Todo lo bueno viene de Dios"

Santiago ahora presenta un contraste entre los conceptos de lo bueno y lo malo que viene a nuestras vidas. Todo lo bueno viene de Dios.

“Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”, (Santiago 1:16-17, RV60).

Santiago 1:15
"El pecado y sus consecuencias"

Santiago sigue explicando el proceso de como la concupiscencia lleva a la persona a pecar y las consecuencias graves de ese pecado.

 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1:15, RV60).

Santiago 1:14
"La inclinación a pecar"

Santiago explica que la tentación viene de la propia concupiscencia del ser humano. Entendiendo que esta palabra, concupiscencia, se refiere a la inclinación natural del hombre a pecar.

 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”, (Santiago 1:14, RV60).

Santiago 1:13
"Dios no tienta a nadie"

Ahora Santiago habla de la tentación. En el escrito original, se usa la misma palabra para prueba y tentación, pero el significado en su contexto es diferente. Aquí

“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie”, (Santiago 1:13, RV60).

Santiago 1:12
"La tentación, la prueba y la disciplina"

Ahora Santiago, pasa a hablar de las tentaciones. Esto sigue teniendo que ver con la sabiduría y la convicción que el creyente debe de tener, ya que habla del que soporta la tentación.

“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”, (Santiago 1:12, RV60).

Santiago 1:9-11
"El rico y el pobre"

 El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas” (Santiago 1:9-11, RV60).

 Los creyentes que son pobres pueden estar orgullosos, porque Dios los ha honrado;  y los que son ricos deberían estar orgullosos de que Dios los ha humillado. Se marchitarán como una pequeña flor de campo. Cuando el sol calienta mucho y se seca el pasto, la flor pierde su fuerza, cae y desaparece su belleza. De la misma manera, se marchitarán los ricos junto con todos sus logros”, (Santiago 1:9-11, NTV).