Julio- 2023

1 Juan 3:4-6
"El que permanece en Cristo"

Aquel creyente que busca permanecer en Cristo por consecuencia llevará una vida en la cuál el pecado va teniendo cada vez menos cabida.

“Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido” (1 Juan 3:4-6, RV60).

“Todo el que peca viola la ley de Dios, porque todo pecado va en contra de la ley de Dios; y ustedes saben que Jesús vino para quitar nuestros pecados, y en él no hay pecado. Todo el que siga viviendo en él no pecará; pero todo el que sigue pecando no lo conoce ni entiende quién es él”, (1 Juan 3:4-6 NTV).

1 Juan 3:2-3
"Seremos semejantes a Cristo"

Una esperanza que debe de motivar al creyente a la santidad, es la esperanza de que un día seremos semejantes a Cristo.

“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”, (1 Juan 3:2-3, RV60).

“Queridos amigos, ya somos hijos de Dios, pero él todavía no nos ha mostrado lo que seremos cuando Cristo venga; pero sí sabemos que seremos como él, porque lo veremos tal como él es. Y todos los que tienen esta gran expectativa se mantendrán puros, así como él es puro”, (1 Juan 3:2-3, NTV).

1 Juan 3:1
"Nos llama hijos"

Juan les recuerda a sus lectores que tienen el privilegio de ser llamados “hijos de Dios”, no porque lo merezcan, sino por el amor del Padre.

“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él”, (1 Juan 3:1, RV60).

“Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él”, (1 Juan 3:1, NTV).

1 Juan 2:29
"Justos como él es justo"

Si decimos que Dios es nuestro Padre, y él siempre es justo, nosotros también debemos de practicar la justicia. De esa manera también demostramos que somos verdaderos hijos de Dios.

“Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él”, (1 Juan 2:29, RV60).

“Ya que sabemos que Cristo es justo, también sabemos que todos los que hacen lo que es justo son hijos de Dios”, (1 Juan 2:29, NTV).

1 Juan 2:28
"Permanezcamos en Cristo"

El creyente debe de tener siempre como prioridad mantener su comunión con Cristo, ya que también debe de estar esperando su regreso, y eso debe de motivarlo.

“Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados”, (1 Juan 2:28, RV60).

 Y ahora, queridos hijos, permanezcan en comunión con Cristo para que, cuando él regrese, estén llenos de valor y no se alejen de él avergonzados”, (1 Juan 2:28, NTV).

1 Juan 2:27
"El mejor maestro"

Todo creyente tiene al Espíritu Santo, quien siempre enseña la verdad, él no miente y es el mejor maestro que un creyente puede tener.

 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él”, (1 Juan 2:27, RV60).

“Ustedes han recibido al Espíritu Santo, y él vive dentro de cada uno de ustedes, así que no necesitan que nadie les enseñe lo que es la verdad. Pues el Espíritu les enseña todo lo que necesitan saber, y lo que él enseña es verdad, no mentira. Así que, tal como él les ha enseñado, permanezcan en comunión con Cristo”, (1 Juan 2:27, NTV).

1 Juan 2:26
"Los engañadores"

Juan exhorta a sus lectores a que sigan fieles a las enseñanzas que les llevaron a la salvación y a la vida eterna que Dios les ha prometido.

“Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna”, (1 Juan 2:24-25, RV60).

“Por lo tanto, ustedes deben seguir fieles a lo que se les ha enseñado desde el principio. Si lo hacen, permanecerán en comunión con el Hijo y con el Padre; y en esta comunión disfrutamos de la vida eterna que él nos prometió”, (1 Juan 2:24-25, NTV).

1 Juan 2:24-25
"Ustedes sigan fieles"

Juan exhorta a sus lectores a que sigan fieles a las enseñanzas que les llevaron a la salvación y a la vida eterna que Dios les ha prometido.

“Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna”, (1 Juan 2:24-25, RV60).

“Por lo tanto, ustedes deben seguir fieles a lo que se les ha enseñado desde el principio. Si lo hacen, permanecerán en comunión con el Hijo y con el Padre; y en esta comunión disfrutamos de la vida eterna que él nos prometió”, (1 Juan 2:24-25, NTV).

1 Juan 2:22-23
"El que niega a Cristo"

Juan clarifica quienes son los “anticristos”, claro que sabemos que hay un “Anticristo” escatológico, quien viene en los últimos tiempos, pero en la actualidad, hay personas con ese mismo carácter.

“¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre” (1 Juan 2:22-23, RV60).

“¿Y quién es un mentiroso? El que dice que Jesús no es el Cristo. El que niega al Padre y al Hijo es un anticristo. El que niega al Hijo tampoco tiene al Padre; pero el que confiesa al Hijo tiene al Padre también”, (1 Juan 2:22-23, NTV).

1 Juan 2:20-21
"El creyente tiene al Espíritu y la verdad"

Juan mencionó que había algunos que estaban en la iglesia que no eran creyentes, porque el verdadero creyente tiene al Espíritu Santo y conoce la verdad.

 Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad”, (1 Juan 2:20-21, RV60).

“Pero ustedes no son así, porque el Santo les ha dado su Espíritu, y todos ustedes conocen la verdad. Así que les escribo no porque no conozcan la verdad, sino porque conocen la diferencia entre la verdad y la mentira”, (1 Juan 2:20-21, NTV).

1 Juan 2:18-19
"No eran parte de la iglesia"

En estos versículos se revela una realidad que es difícil de digerir para muchos, en nuestras iglesias hay algunos que están con nosotros, pero no son realmente parte de la iglesia de Cristo. Muchas de estas personas terminarán regresando al mundo y actuando en contra de Cristo, por eso son llamados anticristos.

“Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros”, (1 Juan 2:18-19, RV60).

“Queridos hijos, llegó la última hora. Ustedes han oído que el Anticristo viene, y ya han surgido muchos anticristos. Por eso sabemos que la última hora ha llegado. Esas personas salieron de nuestras iglesias, pero en realidad nunca fueron parte de nosotros; de haber sido así, se habrían quedado con nosotros. Al irse demostraron que no eran parte de nosotros”, (1 Juan 2:18-19, NTV).

1 Juan 2:17
"Este mundo pasará"

Juan le ha dicho a sus lectores que no deben de seguir los deseos que proporciona este “mundo”, ya que son deseos que solo satisfacen los deseos pecaminosos y no agradan a Dios. Además de eso, ahora agrega que estos son temporales, van a perecer.

“Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”, (1 Juan 2:17, RV60).

 y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre”, (1 Juan 2:17, NTV).

1 Juan 2:15-16
"No amen al mundo"

Una señal de que una persona realmente no ha conocido a Cristo como su Señor y Salvador, es el hecho de que prefiere amar “al mundo”, es decir, al sistema filosófico que gobierna nuestra sociedad y que se opone a Dios, y no a Dios y a su palabra.

“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.  Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”, (1 Juan 2:15-16, RV60).

“No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece, porque cuando aman al mundo no tienen el amor del Padre en ustedes.  Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo”, (1 Juan 2:15-16, NTV).

1 Juan 2:13b y 14c
"Los jóvenes"

En esta trilogía de consejos que Juan está dando a sus lectores, al final deja a aquellos “jóvenes” o “jóvenes en la fe”, y les recuerda algo muy importante: ellos ya tienen la batalla ganada contra el maligno.

“Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno… Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno”, (1 Juan 13b y 14c, RV60).

“Les escribo a ustedes, los que son jóvenes en la fe, porque han ganado la batalla contra el maligno… Les he escrito a ustedes, los que son jóvenes en la fe, porque son fuertes; la palabra de Dios vive en sus corazones, y han ganado la batalla contra el maligno”, (1 Juan 13b y 14c, NTV).

1 Juan 2:13a y 14a
"Los padres..."

Ahora Juan escribe a los Padres o maduros en la fe, y les recuerda que ellos conocen a Cristo.

“Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio… Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio.” (1 Juan 2:13a y 14a, RV60).

“Les escribo a ustedes, los que son maduros en la fe, porque conocen a Cristo, quien existe desde el principio… Les he escrito a ustedes, los que son maduros en la fe, porque conocen a Cristo, quien existe desde el principio” (1 Juan 2:13a y 14b, NTV).

1 Juan 2:12 y 13b
"Hijitos... "

Juan ahora se dirige a diferentes grupos de creyentes en la iglesia. Aunque comienza dirigiéndose a todos los creyentes como “Hijitos”, y tiene algunas palabras y recordatorios para ellos.

“Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre… Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre” (1 Juan 2:12 y 13c, RV60).

“Les escribo a ustedes, que son hijos de Dios, porque sus pecados han sido perdonados por medio de Jesús… Les he escrito a ustedes, que son hijos de Dios, porque conocen al Padre” (1 Juan 2:12 y 14a, NTV)

11 Juan 2:11
"El que odia a su hermano anda en tinieblas"

Juan ha hablado de caminar en la luz, es decir, en caminar en comunión con Dios. Ahora nos dice que la persona que odia a sus hermanos, realmente está caminando en tinieblas y está cegado. 

“Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos”, (1 Juan 2:11, RV60).

“pero el que odia a otro creyente todavía vive y camina en la oscuridad. No sabe por dónde ir, pues la oscuridad lo ha cegado”, (1 Juan 2:11, NTV).

1 Juan 2:9-10
"No odies a tu hermano"

Juan ha estado haciendo una comparación entre aquellos que dicen que siguen a Jesús y aquellos que verdaderamente lo siguen. Por eso ha estado hablando de diferentes comportamientos que distinguen a un verdadero hijo de Dios de uno que dice ser hijo de Dios. Un verdadero creyente no odia a sus hermanos.

“El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo”, (1 Juan 2:9-10, RV60).

“Si alguien afirma: «Vivo en la luz», pero odia a otro creyente, esa persona aún vive en la oscuridad. El que ama a otro creyente vive en la luz y no hace que otros tropiecen”, (1 Juan 2:9-10, NTV).

1 Juan 2:7-8
"El mandamiento antiguo"

En la Biblia encontramos mandamiento que Dios da a aquellos que quieren agradarle. Hay ocasiones en que estos mandamiento se repiten a través de la Biblia, pero eso no quiere decir que sean nuevos, solo son recordatorios. Juan recuerda a sus lectores que Dios ha dado el mandamiento de amarse unos a otros.

“Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra” (1 Juan 2:7-8, RV60).

“Queridos amigos, no les escribo un mandamiento nuevo, sino más bien uno antiguo que han tenido desde el principio. Ese mandamiento antiguo—ámense unos a otros—es el mismo mensaje que oyeron antes. Sin embargo, también es un mandamiento nuevo. Jesús vivió la verdad de este mandamiento, y ustedes también la viven. Pues la oscuridad está desapareciendo, y ya brilla la luz verdadera” (2:7-8, NTV).

1 Juan 2:6
"El reto más grande"

Muchas veces las personas piensan que cuando se trata de la vida cristiana nadie puede decirles como vivir, porque ninguno de nosotros, los creyentes, somo perfectos. Y hasta cierto punto tienen rezón. Sin embargo, si hay una persona que es digna de imitar y quesu vida fue un ejemplo de obediencia y santidad, y ese es Cristo. Por eso Juan anima a su lectores, y a nosotros hoy en día, a andar como él anduvo. 

“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”, (1 Juan 2:6, RV60).

“Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió”, (1 Juan 2:6, NTV)

1 Juan 2:5
"Así sabemos que estamos en él"

Juan le revela a su lectores una simple manera de saber si realmente tienen una relación con Cristo o no.
 
“pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él”, (1 Juan 1:5, RV60).

“pero los que obedecen la palabra de Dios demuestran verdaderamente cuánto lo aman. Así es como sabemos que vivimos en él” (1 Juan 2:5, NTV). 

1 Juan 2:4
"¿Está la verdad en ti?"

Juan sigue retando a sus lectores a evaluarse a sí mismos y ver si realmente son verdaderos creyentes que viven en la verdad. Esto es importante, porque ya se ha dicho antes, uno se puede engañar a sí mismo.

 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él” (1 Juan 2:4, RV60).

“Si alguien afirma: «Yo conozco a Dios», pero no obedece los mandamientos de Dios, es un mentiroso y no vive en la verdad” (1 Juan 2:4, NTV).

1 Juan 2:3
"¿Conoces a Jesús?"

Entre los lectores de esta carta había quienes se decían cristianos, pero estaban viviendo lejos de Dios y de las enseñanzas de Cristo. Por eso Juan aclara quienes son los que realmente conocen a Cristo y ellos actúan de manera diferente a los demás.

“Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos”, (1 Juan 2:3, RV60).

 Podemos estar seguros de que conocemos a Dios si obedecemos sus mandamientos”, (1 Juan 2:4, NTV).

1 Juan 2:2
"Jesús pagó por nuestros pecados"

Jesús no pide al Padre que nos perdone nuestros pecados arbitrariamente, sino que él ya pagó por nuestros pecados y por eso puede interceder por nosotros como abogado y salvador.

“Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”, (1 Juan 2:2, RV60).

 Él mismo es el sacrificio que pagó por nuestros pecados, y no solo los nuestros sino también los de todo el mundo”, (1 Juan 2:2, NTV).

1 Juan 2:1
"Tenemos al mejor abogado"

Juan ha invitado a sus lectores a reconocer que necesitamos el perdón de nuestros pecados para mantener nuestra comunión, y que Dios está dispuesto a perdonarnos si confesamos nuestros pecados. Ahora añade que esto también es posible por la intevención del mejor abogado que intercede por nosotros. 

“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”, (1 Juan 2:1, RV60).

“Mis queridos hijos, les escribo estas cosas, para que no pequen; pero si alguno peca, tenemos un abogado que defiende nuestro caso ante el Padre. Es Jesucristo, el que es verdaderamente justo” (1 Juan 2:1 NTV).

1 Juan 1:10
"No llames a Dios mentiroso"

Cuando decimos algo contrario a lo que Dios dice, es obvio que, o nosotros estamos mintiendo o Dios está mintiendo. Pero sabemos que Dios no miente, y aún así, al insistir en afirmar que no caemos en pecado, estamos llamando indirectamente a Dios mentiroso.

“Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros”, (1 Juan 1:10, RV60).

“Si afirmamos que no hemos pecado, llamamos a Dios mentiroso y demostramos que no hay lugar para su palabra en nuestro corazón”, (1 Juan 1:10, NTV).