Agosto - 2023

1 Juan 5:18-19
"El mundo está controlado por el maligno"

Mientras el creyente se caracteriza por no pecar constantemente, Juan le aclara a sus oyentes que este mundo está controlado por el maligno. Esto quiere decir que un no creyente vive bajo ese mismo control.

“Sabemos que los hijos de Dios no se caracterizan por practicar el pecado, porque el Hijo de Dios los mantiene protegidos, y el maligno no puede tocarlos. Sabemos que somos hijos de Dios y que el mundo que nos rodea está controlado por el maligno”, (1 Juan 5:18-19, NTV).

 Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno”, (1 Juan 5:18-19, RV60).

1 Juan 5:16-17
"Pecado que lleva a la muerte"

Juan habla de ciertos pecados que pueden llevar a los creyentes a la muerte, pero también deja muy claro que toda injusticia es pecado.

“Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.  Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte”, (1 Juan 5:16-17, RV60).

“Si alguno de ustedes ve que otro creyente comete un pecado que no lleva a la muerte, debe orar por él, y Dios le dará vida a esa persona. Pero hay un pecado que lleva a la muerte, y no digo que se ore por quienes lo cometen. Todas las malas acciones son pecado, pero no todos los pecados llevan a la muerte”, (1 Juan 5:16-17, NTV).

1 Juan 5:14-15
"Si pedimos conforme a su voluntad"

Juan ahora le indica a sus lectores que Dios escucha las oraciones, y que estas van a ser contestadas favorablemente si pedimos algo que le agrada, es decir, si pedimos conforme a su voluntad. 

 Y estamos seguros de que él nos oye cada vez que le pedimos algo que le agrada; y como sabemos que él nos oye cuando le hacemos nuestras peticiones, también sabemos que nos dará lo que le pedimos”, (1 Juan 5:14-15, NTV).

 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”, (1 Juan 5:14-15). 

1 Juan 5:13
"Tienen vida eterna"

Juan leas hace saber a sus lectores que aquellos que creen en el nombre de Jesucristo, tienen vida eterna.

“Les he escrito estas cosas a ustedes, que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna”, (1 Juan 5:13, NTV).

“Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios”, (1 Juan 5:13, RV60).

1 Juan 5:11-12
"El que tiene al hijo, tiene la vida"

El testimonio que Dios ha dejado en relación a su hijo Jesús es verdadero y eso incluye el hecho de que la vida eterna está en él.

 Y este es el testimonio que Dios ha dado: él nos dio vida eterna, y esa vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11-12, NTV).

 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11-12, RV60).

1 Juan 5:10
"No llames a Dios mentiroso"

Juan dice  a sus lectores que si ellos no creen el testimonio de Dios, de manera indirecta le están llamando mentiroso.

 El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo”, (1 Juan 5:10, RV60).

“Todo el que cree en el Hijo de Dios sabe en su corazón que este testimonio es verdadero. Los que no lo creen en realidad llaman a Dios mentiroso porque no creen el testimonio que él ha dado acerca de su Hijo”, (1 Juan 5:10, NTV).

1 Juan 5:9
"Dios da testimonio de Cristo"

Juan dice a sus lectores que si ellos han creído el testimonio de los hombres, entonces deben de creer el testimonio del Padre, quien ha testificado de su hijo, Cristo.

“Ya que creemos el testimonio humano, sin duda alguna podemos creer el testimonio de más valor que proviene de Dios; y Dios ha dado testimonio acerca de su Hijo”, (1 Juan 5:9, NTV).

“Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo”, (1 Juan 5:9, RV60).

1 Juan 5:6-8
"Los tres testigos"

En los tiempos de Juan había unos Docetistas que negaban la encarnación de Cristo, pero Juan les menciona tres testigos que garantizan que Jesús realmente vino en carne.

“Y Jesucristo fue revelado como el Hijo de Dios por medio de su bautismo en agua y por derramar su sangre en la cruz, es decir, no mediante agua solamente sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu, quien es la verdad, lo confirma con su testimonio. Por lo tanto, son tres los testigos —el Espíritu, el agua y la sangre—y los tres están de acuerdo”, (1 Juan 5:6-8, NTV).
 
“Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan”, (1 Juan 5:6-8, RV60).

1 Juan 5:3-5
"Obedecer a Dios es amar a Dios"

El que ama a Dios y tiene el Epíritu Santo, va a encontrar que obedecer a Dios no es algo difícil. Además, eso le va a dar la victoria contra este mundo.

“Amar a Dios significa obedecer sus mandamientos, y sus mandamientos no son una carga difícil de llevar. Pues todo hijo de Dios vence a este mundo de maldad, y logramos esa victoria por medio de nuestra fe. ¿Y quién puede ganar esta batalla contra el mundo? Únicamente los que creen que Jesús es el Hijo de Dios”, (1 Juan 5:3-5, NTV).

“Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?”, (1 Juan 5:3-5, RV60).

1 Juan 5:1-2
"¿Sabes cómo ser un hijo de Dios?"

Juan revela dos características de aquellos que han llegado a ser hijos de Dios.

“Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha llegado a ser un hijo de Dios. Y todo el que ama al Padre ama también a los hijos nacidos de él. Sabemos que amamos a los hijos de Dios si amamos a Dios y obedecemos sus mandamientos”, (1 Juan 5:1-2, NTV).

“Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos”, (1 Juan 5:1-2, RV60).

1 Juan 4:19-21
"Dios nos amó primero"

Nosotros, los que hemos creído en Cristo como Señor y Salvador personal, somos capaces de amar a Dios y a nuestros hermanos porque Dios nos amó primero. Si decimos que amamos a Dios, pero no amamos a nuestros hermanos, Juan pregunta, ¿cómo puede decir amar a Dios a quien no ves, sino amas a quien puede ver?

“Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano”, (1 Juan 4:19-21, RV60).

 Nos amamos unos a otros, porque él nos amó primero. Si alguien dice: «Amo a Dios», pero odia a otro creyente, esa persona es mentirosa pues, si no amamos a quienes podemos ver, ¿cómo vamos a amar a Dios, a quien no podemos ver? Y él nos ha dado el siguiente mandato: los que aman a Dios deben amar también a sus hermanos creyentes”, (1 Juan 4:19-21, NTV).

1 Juan 4:16-18
"No hay temor en el amor de Dios".

Cuando uno tiene comunión con Dios, tiene la capacidad de amar con el amor de Dios. Una manera de reconocer el amor divino es viendo si hay temor o no, porque en el amor de Dios no hay lugar para el temor.

“Nosotros sabemos cuánto nos ama Dios y hemos puesto nuestra confianza en su amor. Dios es amor, y todos los que viven en amor viven en Dios y Dios vive en ellos; y al vivir en Dios, nuestro amor crece hasta hacerse perfecto. Por lo tanto, no tendremos temor en el día del juicio, sino que podremos estar ante Dios con confianza, porque vivimos como vivió Jesús en este mundo. En esa clase de amor no hay temor, porque el amor perfecto expulsa todo temor. Si tenemos miedo es por temor al castigo, y esto muestra que no hemos experimentado plenamente el perfecto amor de Dios”, (1 Juan 4:16-18, NTV).

“Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. 

1 Juan 4:13-15
"El Padre envió al Hijo"

Hay verdades bíblicas que todo creyente reconoce. Si alguien niega que Jesús es el hijo de Dios y su obra redentora en la cruz, Dios no vive en ellos.

“En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios”, (1 Juan 4:13-15, RV60).

 Y Dios nos ha dado su Espíritu como prueba de que vivimos en él y él en nosotros.  Además, hemos visto con nuestros propios ojos y ahora damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para que fuera el Salvador del mundo. Todos los que declaran que Jesús es el Hijo de Dios, Dios vive en ellos y ellos en Dios”, (1 Juan 4:13-15, NTV).

1 Juan 4:11-12
"Nadie ha visto a Dios"

El amor es una característica del creyente, es un amor incondicional, es el amor de Dios. Nadie ha visto a Dios, sin embargo, podemos ser perfeccionados en su amor al amar a nuestros hermanos.

“Queridos amigos, ya que Dios nos amó tanto, sin duda nosotros también debemos amarnos unos a otros. Nadie jamás ha visto a Dios; pero si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor llega a la máxima expresión en nosotros”, (1 Juan 4:11-12, NTV).

“Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.

1 Juan 4:9-10
"En esto consiste el amor verdadero"

Juan ahora nos habla del amor verdadero, el amor de Dios y como él lo mostró.

“En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”, (1 Juan 4:9-10, RV60).

“Dios mostró cuánto nos ama al enviar a su único Hijo al mundo, para que tengamos vida eterna por medio de él.  En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados”, (1 Juan 4:9-10, NTV).

1 Juan 4:7-8
"El que no ama no conoce a Dios"

Juan nos da una característica esencial para reconocer a alguien que de verdad a conocido a Dios de una manera personal y no solo intelectual. Esa caracerística es el amar con el amor de Dios.

 Queridos amigos, sigamos amándonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es un hijo de Dios y conoce a Dios; pero el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”, (1 Juan 4:7-8, NTV).

“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor”, (1 Juan 4:7-8, RV60).

1 Juan 4:4-6
"Ustedes pertenecen a Dios, ellos al mundo"

Juan habla ahora de como el creyente le pertenece a Dios y por esa razón, todo creyente tiene ya la victoria sobre el mundo y los que le pertenecen al mundo.

“Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error” (1 Juan 4:4-6, RV60).

“Pero ustedes, mis queridos hijos, pertenecen a Dios. Ya lograron la victoria sobre esas personas, porque el Espíritu que vive en ustedes es más poderoso que el espíritu que vive en el mundo. Esas personas pertenecen a este mundo, por eso hablan desde el punto de vista del mundo, y el mundo les presta atención. En cambio, nosotros pertenecemos a Dios, y los que conocen a Dios nos prestan atención. Como ellos no pertenecen a Dios, no nos prestan atención. Así es como sabemos si alguien tiene el Espíritu de verdad o el espíritu de engaño” (1 Juan 4:4-6, NTV).

1 Juan 4:2-3
"Esta es la manera que sabremos"

La encarnación de Cristo es una doctrina esencial del Cristianismo. Por esa razón, aquellos que niegan que Jesús vino en carne, como lo hacían los Agnósticos, más específicamente, los Docetistas, van en contra de Cristo. Por eso Juan los llama anticristos.

 Esta es la manera en que sabremos si tienen o no el Espíritu de Dios: si una persona que afirma ser profeta reconoce que Jesucristo vino en un cuerpo humano, esa persona tiene el Espíritu de Dios; pero si alguien afirma ser profeta y no reconoce la verdad acerca de Jesús, aquella persona no es de Dios. Tal persona tiene el espíritu del Anticristo, del cual ustedes oyeron que viene al mundo, y de hecho, ya está aquí”, (1 Juan 4:2-3, NTV).

“En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios;  y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo”, (1 Juan 4:2-3, RV60).

1Juan 4:1-3
"El espíritu del anticristo"

La encarnación de Cristo es una doctrina esencial del Cristianismo. Por esa razón, aquellos que niegan que Jesús vino en carne, como lo hacían los Agnósticos, más específicamente, los Docetistas, van en contra de Cristo. Por eso Juan los llama anticristos.

“Queridos amigos, no les crean a todos los que afirman hablar de parte del Espíritu. Pónganlos a prueba para averiguar si el espíritu que tienen realmente proviene de Dios, porque hay muchos falsos profetas en el mundo.  Esta es la manera en que sabremos si tienen o no el Espíritu de Dios: si una persona que afirma ser profeta reconoce que Jesucristo vino en un cuerpo humano, esa persona tiene el Espíritu de Dios; pero si alguien afirma ser profeta y no reconoce la verdad acerca de Jesús, aquella persona no es de Dios. Tal persona tiene el espíritu del Anticristo, del cual ustedes oyeron que viene al mundo, y de hecho, ya está aquí”, (1 Juan 4:1-3, NTV).

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.  En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios;  y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo”, (1 Juan 4:1-3, RV60).

1 Juan 3:23-24
"El que obedece tiene comunión"

Dios nos ha dejado mandamientos que, si los obedecemos, nos distinguen como hijos de Dios y nos garantizan comunión con Dios. 

“Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado”, (1 Juan 3:23-24, RV60).

“Y su mandamiento es el siguiente: debemos creer en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y amarnos unos a otros, así como él nos lo ordenó. Los que obedecen los mandamientos de Dios permanecen en comunión con él, y él permanece en comunión con ellos. Y sabemos que él vive en nosotros, porque el Espíritu que nos dio vive en nosotros”, (1 Juan 3:23-24, NTV).

1 Juan 3:22
"Si obedecemos, recibiremos"

Dios, como buen Padre, quiere darle a sus hijos todo lo que le pidan. Y lo va a hacer, si es que somos hijos obedientes. Eso implica que también pedimos de acuerdo a su voluntad, y por eso recibimos lo que pedimos.

“Y recibiremos de él todo lo que le pidamos porque lo obedecemos y hacemos las cosas que le agradan”, (1 Juan 3:22, NTV).

“y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él”, (1 Juan 3:22, RV60).

1 Juan 3:20-21
"Dios es superior a los sentimientos"

En ciertas ocasiones, nuestro sentimientos no son los correctos, nos sentimos culpables cuando no deberíamos y no nos sentimos culpables cuando deberíamos. Pero en esa situaciones, podemos confiar en Dios, quien nunca falla.

“pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios”, (1 Juan 3:20-21, RV60).

“Aun si nos sentimos culpables, Dios es superior a nuestros sentimientos y él lo sabe todo. Queridos amigos, si no nos sentimos culpables, podemos acercarnos a Dios con plena confianza”, (1 Juan 3:20-21, NTV).

1 Juan 3:17-19
"El amor en acción"

El amor de Dios se mostró en el sacrificio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, no quedó solo en palabras, sino que hubo acciones muy concretas que lo demostraron. El creyente también debe de poner en acción el amor que dice tener por sus hermanos.

“Si alguien tiene suficiente dinero para vivir bien y ve a un hermano en necesidad pero no le muestra compasión, ¿cómo puede estar el amor de Dios en esa persona? Queridos hijos, que nuestro amor no quede solo en palabras; mostremos la verdad por medio de nuestras acciones. Nuestras acciones demostrarán que pertenecemos a la verdad, entonces estaremos confiados cuando estemos delante de Dios”, (1 Juan 3:17-19, NTV).

 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él” (1 Juan 3:17-19, RV60).

1 Juan 3:16
"Conocemos el verdadero amor"

En este versículo, Juan nos habla de el sacrificio que Jesús hizo por nosotros, y como a través de ese sacrificio hemos conocido el amor. Nosotros debemos de amar a nuestros hermanos  de la misma manera.

“En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”, (1 Juan 3:16, RV60).

 Conocemos lo que es el amor verdadero, porque Jesús entregó su vida por nosotros. De manera que nosotros también tenemos que dar la vida por nuestros hermanos”, (1 Juan 3:16, NTV).

1 Juan 3:11-15
"No seamos como Caín"

El amor entre hermanos es una característica del verdadero creyente. Juan usa a Caín como un ejemplo negativo, como una persona que no muestra un caracter que agrada a Dios.

“Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte. Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él”, (1 Juan 3:11-15, RV60).

“Este es el mensaje que ustedes han oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. No debemos ser como Caín, quien pertenecía al maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Porque Caín hacía lo malo y su hermano lo recto. Así que, amados hermanos, no se sorprendan si el mundo los odia. Si amamos a nuestros hermanos creyentes,[c] eso demuestra que hemos pasado de muerte a vida; pero el que no tiene amor sigue muerto. Todo el que odia a un hermano, en el fondo de su corazón es un asesino, y ustedes saben que ningún asesino tiene la vida eterna en él”, (1 Juan 3:11-15, NTV).

1 Juan 3:9-10
"¿De quién eres hijo?"

Los hijos se parecen e imitan a sus padres. Juan ahora da unas claves de como identificar de quién es hijo, espiritualmente hablando, cualquier persona. Y tiene que ver con sus prácticas diarias.

“Los que han nacido en la familia de Dios no se caracterizan por practicar el pecado, porque la vida de Dios está en ellos. Así que no pueden seguir pecando, porque son hijos de Dios. Por lo tanto, podemos identificar quiénes son hijos de Dios y quiénes son hijos del diablo. Todo el que no se conduce con rectitud y no ama a los creyentes no pertenece a Dios (1 Juan 3:9-10, NTV).

“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios”, (1 Juan 3:9-10, RV60)

1 Juan 3:7-8
"El creyente no practica el pecado"

Juan ha estado comparando a personas que se decían creyentes con el comportamiento que debe de mostrar un verdadero creyente. Ya mencionó que el creyente puede caer en pecado, y ahora aclara que el creyente no practica el pecado. Al hablar de “practicar”, se refiere a algo constante, como una parte de su vida.

“Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”, (1 Juan 3:7-8, RV60).

“Queridos hijos, no dejen que nadie los engañe acerca de lo siguiente: cuando una persona hace lo correcto, demuestra que es justa, así como Cristo es justo. Sin embargo, cuando alguien sigue pecando, demuestra que pertenece al diablo, el cual peca desde el principio; pero el Hijo de Dios vino para destruir las obras del diablo”, (1 Juan 3:7-8, NTV).