Noviembre - 2023

Jeremías 1:9-10
"Yo pongo mis palabras en tu boca"

El mensaje que Jeremías llevaría tenía autoridad porque era palabra de Dios, palabras que Dios puso en la boca de Jeremías.

“Luego el Señor extendió su mano, tocó mi boca y dijo: «¡Mira, he puesto mis palabras en tu boca! Hoy te doy autoridad para que hagas frente a naciones y reinos. A algunos deberás desarraigar, derribar, destruir y derrocar; a otros deberás edificar y plantar»”, (Jeremías 1:9-10, NTV).

“Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar”, (Jeremías 1:9-10, RV60).

Jeremías 1:8
"No tengas miedo"

Dios le dice a Jeremías que no tenga miedo. Más específicamente que no le tenga miedo a la gente. La razón es porque Dios estaría con Jeremías y lo protegería mientras cumplía con lo que Dios le había encomendado. 

“No le tengas miedo a la gente, porque estaré contigo y te protegeré. ¡Yo, el Señor, he hablado!”, (Jeremías 1:8, NTV).

“No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová” (Jeremías 1:8, RV60).

Jeremías 1:6-7
"No pongas excusas"

Jeremías pone excusas para no servir a Dios. Su excusa es su juventud. Pero Dios le dice que él va  ir a donde él lo mande y va a hacer lo que Dios le pida. Si Dios te llama, no hay que poner excusas.

“—Oh Señor Soberano—respondí—. ¡No puedo hablar por ti! ¡Soy demasiado joven! —No digas: “Soy demasiado joven”—me contestó el Señor—, porque debes ir dondequiera que te mande y decir todo lo que te diga”, (Jeremías 1:6-7, NTV)

“Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.  Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande”, (Jeremías 1:6-7, RV60).

Jeremías 1:4-5
"Te conocí y te aparté"

Dios es quien define nuestro llamado, de que manera vamos a servir a Dios una vez que nos entreguemos a él y confesemos nuestros pecados. Todos tenemos un propósito en Dios, él nos conoce y tiene un plan para nosotros.

“El Señor me dio el siguiente mensaje: —Te conocía aun antes de haberte formado en el vientre de tu madre; antes de que nacieras, te aparté y te nombré mi profeta a las naciones”, (Jeremías 1:4-5, NTV).

“Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones”, (Jeremías 1:4-5, RV60).

Especial de acción de Gracias 6
(Juan 3:16)

El mejor regalo por el cual todo creyente debe de dar gracias, es el regalo de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Él pagó por nuestros pecados para que todo aquel que en él crea, no se pierda mas tenga vida eterna.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”, (Juan 3:16, RV60).

Especial de acción de Gracias 5
(Salmo 119:105)

En este día daremos gracias a Dios por su palabra y veremos como Dios usa su palabra para guiarnos para vivir una vida que le agrada a él. No solo nos da su palabra, sino que también nos ha dado al Espíritu Santo, la tercera persona de la Trinidad, quien nos ayuda a entender su palabra.

“Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino”, (Salmo 119:105, RV60).

Especial de acción de Gracias
(Salmo 27:9-10)

David estaba temeroso de que Dios lo abandonara y expresa sus temores a Dios en oración. Sin embargo, David sabe que no va a ser así y finalmente decide confiar en Dios. Este también es un motivo para estar agradecidos, el saber que Dios siempre estará con los suyos.

“No me des la espalda; no rechaces a tu siervo con enojo. Tú siempre has sido mi ayudador. No me dejes ahora; no me abandones,¡oh Dios de mi salvación! Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me mantendrá cerca”, (Salmo 27:9-10, NTV).

Especial de acción de Gracias 3
(Santiago 1:2)

Una de las razones que la Biblia nos da para dar gracias es cuando estamos en pruebas. Nuestra fe es probada y esto trae beneficios espirituales para el creyente. Por eso deben de alegrarnos y llenarnos de gratitud.

“Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar cualquier tipo de problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho”, (Santiago 1:2, NTV).

Especial de acción de Gracias 2
(1 Tes. 1:1-2)

Vemos en los dos primeros versículos del primer capítulo de la primera carta a los Tesalonicenses que es posible dar gracias a Dios por nuestros hermanos. Eso es lo que hizo Pablo y debemos de seguir su ejemplo.

“Nosotros, Pablo, Silas y Timoteo, escribimos esta carta a la iglesia en Tesalónica, a ustedes que pertenecen a Dios Padre y al Señor Jesucristo. Que Dios les dé gracia y paz. Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes y continuamente los tenemos presentes en nuestras oraciones”, (1 Tes. 1:1-2, NTV).

Especial de acción de Gracias

En esta semana se celebra en los Estados Unidos el día de acción de gracias. Mientras esta es una tradición de este país, para los creyentes es una oportunidad de reflexionar y dar gracias a Dios. Aunque como la Biblia dice, siempre hay que dar gracias a Dios.

“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”, (1 Tes. 5:18).

“Mientras Jesús seguía camino a Jerusalén, llegó a la frontera entre Galilea y Samaria. Al entrar en una aldea, diez hombres con lepra se quedaron a la distancia, gritando: —¡Jesús! ¡Maestro! ¡Ten compasión de nosotros! Jesús los miró y dijo: —Vayan y preséntense a los sacerdotes. Y, mientras ellos iban, quedaron limpios de la lepra. Uno de ellos, cuando vio que estaba sano, volvió a Jesús, y exclamó: «¡Alaben a Dios!». Y cayó al suelo, a los pies de Jesús, y le agradeció por lo que había hecho. Ese hombre era samaritano. Jesús preguntó: «¿No sané a diez hombres? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Ninguno volvió para darle gloria a Dios excepto este extranjero?». Y Jesús le dijo al hombre: «Levántate y sigue tu camino. Tu fe te ha sanado»”, (Lucas 17:11-19).

Salmo 63:10-11
"Los mentirosos caerán y serán silenciados"

David sabe que sus enemigos serán destruidos por Dios. Ellos son mentirosos y no alaban a Dios. A esos mentirosos Dios les va a cerrar la boca.

“Morirán a espada y se convertirán en comida de chacales. Pero el rey se alegrará en Dios; todos los que juran decir la verdad lo alabarán, mientras que los mentirosos serán silenciados”, (Salmo 63:10-11, NTV).

“Los destruirán a filo de espada; Serán porción de los chacales. Pero el rey se alegrará en Dios; Será alabado cualquiera que jura por él; Porque la boca de los que hablan mentira será cerrada”, (Salmo 63:10-11, RV60).

Salmo 63:8-9
"Me aferro a ti"

El salmista expresa su dependencia de Dios y declara que Dios lo sostiene a pesar de que hay quienes le quieren hacer daño.

“Me aferro a ti; tu fuerte mano derecha me mantiene seguro. Pero los que traman destruirme acabarán arruinados; descenderán a las profundidades de la tierra”, (Salmo 63:8-9, NTV).

“Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido. Pero los que para destrucción buscaron mi alma Caerán en los sitios bajos de la tierra”, (Salmo 63:8-9, RV60).

Salmo 63:6-7
"A la sombra de tus alas"

David expresa como invierte tiempo meditando en Dios y en como Dios lo ha ayudado en tiempos en que lo ha necesitado. El usa una imagen para hablar de como se siente protegido por Dios y habla de estar “a la sombra de las alas de Dios”.

“Recostado, me quedo despierto pensando y meditando en ti durante la noche. Como eres mi ayudador, canto de alegría a la sombra de tus alas”, (Salmo 63:6-7, NTV).

“Cuando me acuerde de ti en mi lecho, Cuando medite en ti en las vigilias de la noche. Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré”, (Salmo 63:6-7, RV60).

Salmo 63:4-5
"Te alabaré mientras viva"

El rey David declara sus intenciones de alabar a Dios por el resto de sus días, y declara que esto lo satisface más que un suculento banquete. 

“Te alabaré mientras viva; a ti levantaré mis manos en oración. Tú me satisfaces más que un suculento banquete; te alabaré con cánticos de alegría”, (Salmo 63:4-5, NTV).

“Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos. Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca”, (Salmo 63:4-5, RV60).

Salmo 63:2-3
"En íntima comunión con Dios"

El salmista expresa que ha tenido tiempos de comunión con Dios de tal manera que es como si pudiera ver a Dios y su poder.

“Te he visto en tu santuario y he contemplado tu poder y tu gloria. Tu amor inagotable es mejor que la vida misma; ¡cuánto te alabo!” (Salmo 63:2-3, NTV).

“Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario. Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán”, (Salmo 63:2-3, RV60).

Salmo 63:1
"En tierra seca y sin agua"

El salmista habla de su necesidad de Dios, y la siente como siente la necesidad de agua.

“Oh Dios, tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti; todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua”, (Salmo 63:1, NTV).

“Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas”, (Salmo 63:1, RV60).

Salmo 51:16-19
"Lo que Dios no rechaza"

David habla de su arrepentimiento y de como ahora, en vez de pecar contra Dios, desea enseñar a los rebeldes los caminos de Dios y alabar a Dios.

“Entonces enseñaré a los rebeldes tus caminos, y ellos se volverán a ti. Perdóname por derramar sangre, oh Dios que salva; entonces con alegría cantaré de tu perdón. Desata mis labios, oh Señor, para que mi boca pueda alabarte”, (Salmo 51:13-15, NTV).

“Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti. Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación; Cantará mi lengua tu justicia. Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza”, (Salmo 51:13-15, RV60). 

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Salmo 51:13-15
"Enseñaré tus caminos y te alabaré"

David aquí nos dice que Dios puede rechazar sacrificios, pero Dios nunca rechaza un corazón arrepentido y quebrantado.

“Tú no deseas sacrificios; de lo contrario, te ofrecería uno. Tampoco quieres una ofrenda quemada. El sacrificio que sí deseas es un espíritu quebrantado; tú no rechazarás un corazón arrepentido y quebrantado, oh Dios. Mira a Sion con tu favor y ayúdala; reconstruye las murallas de Jerusalén. Entonces te agradarán los sacrificios ofrecidos con un espíritu correcto, con ofrendas quemadas y ofrendas quemadas enteras. Entonces volverán a sacrificarse toros sobre tu altar”, (Salmo 51:16-19, NTV).

“Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. Haz bien con tu benevolencia a Sion; Edifica los muros de Jerusalén. Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, El holocausto u ofrenda del todo quemada; Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar”, (Salmo 51:16-19, RV60).

Salmo 51:10-12
"Un corazón limpio y fidelidad"

Ahora el salmista pide a Dios que cree un corazón limpio y le ayude a ser fiel, es decir, quiere mantenerse puro, apartado del pecado, en comunión con Dios. En pocas palabras, David busca la santidad.

“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu fiel dentro de mí. No me expulses de tu presencia y no me quites tu Espíritu Santo. Restaura en mí la alegría de tu salvación y haz que esté dispuesto a obedecerte”, (Salmo 51:10-12, NTV).

“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente”, (Salmo 51:10-12, RV60).

Salmo 51:7-9
"Límpiame Señor"

La limpieza espiritual no se consigue con medios físicos. El salmista usa esa ilustración de limpieza física para ejemplificar como Dios nos puede dejar limpios.

“Purifícame de mis pecados, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve. Devuélveme la alegría; deja que me goce ahora que me has quebrantado. No sigas mirando mis pecados; quita la mancha de mi culpa”, (Salmo 51:7-9, NTV).

“Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades”, (Salmo 51:7-9, RV60).

Salmo 51:4-6
"Contra ti he pecado"

La confesión es parte de un procesos de restauración por lo cual la persona que quiere estar en paz con Dios tiene que pasar. Si no hay confesión a Dios, a quien ofendemos, no hay perdón de pecados.

“Contra ti y solo contra ti he pecado; he hecho lo que es malo ante tus ojos. Quedará demostrado que tienes razón en lo que dices y que tu juicio contra mí es justo. Pues soy pecador de nacimiento, así es, desde el momento en que me concibió mi madre. Pero tú deseas honradez desde el vientre y aun allí me enseñas sabiduría”, (Salmo 51:4-6, NTV).

“Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre. He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría”, (Salmo 51:4-6, RV60).

Salmo 51:1-3
"Ten piedad de mi"

El salmista habla con Dios y le pide perdón por sus pecados y quiere que Dios lo limpie de su maldad. El pecado no confesado lo estaba atormentando.

“Ten misericordia de mí, oh Dios, debido a tu amor inagotable; a causa de tu gran compasión, borra la mancha de mis pecados. Lávame de la culpa hasta que quede limpio y purifícame de mis pecados. Pues reconozco mis rebeliones; día y noche me persiguen”, (Salmo 51:1-3, NTV).

“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí”, (Salmo 51:1-3, RV60).

1 Reyes 3:13-14
"Más de lo esperado"

A todos nos gustaría que Dios nos consediera lo que pedimos. Salomón pidió algo que le agradó a Dios y lo recibió de Dios, porque pidió de acuerdo a su voluntad.

“Así que le respondió: —Como pediste sabiduría para gobernar a mi pueblo con justicia y no has pedido una larga vida, ni riqueza, ni la muerte de tus enemigos, ¡te concederé lo que me has pedido! Te daré un corazón sabio y comprensivo, como nadie nunca ha tenido ni jamás tendrá”, (1 Reyes 3:11-12, NTV).

“Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio,  he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú”, (1 Reyes 3:11-12, RV60).

1 Reyes 3:11-12
"Te concederé lo que has pedido"

Además de lo que había pedido, Dios le da algunas bendiciones más a Salomón, y una promesa condicional de larga vida, si Salomón lo sigue como lo hizo su padre David.

“Además, te daré lo que no me pediste: riquezas y fama. Ningún otro rey del mundo se comparará a ti por el resto de tu vida. Y si tú me sigues y obedeces mis decretos y mis mandatos como lo hizo tu padre David, también te daré una larga vida (1 Reyes 3:13-14, NTV).

 Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días”, (1 Reyes 3:13-14, RV60).

1 Reyes 3:8-10
"Pide lo mejor, pide sabiduría"

Salomón pudo pedir lo que se hubiera imaginado, pero el vio su condición y la tarea que tenía por delante, y por esa razón pidió sabiduría. Y podemos ver que eso le agradó a Dios.

“Sin embargo, aquí estoy en medio de tu pueblo escogido, ¡una nación tan grande y numerosa que no se puede contar!  Dame un corazón comprensivo para que pueda gobernar bien a tu pueblo, y sepa la diferencia entre el bien y el mal. Pues, ¿quién puede gobernar por su propia cuenta a este gran pueblo tuyo? Al Señor le agradó que Salomón pidiera sabiduría”, (1 Reyes 3:8-10, NTV).

“Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto”, (1 Reyes 3:8-10, RV60).

1 Reyes 3:6-7
"Reconoce tu estado antes de pedir a Dios"

Salomón contesta a Dios la pregunta que le hizo anteriormente. Sin embargo, antes de contestar que es lo que quiere, él se toma un tiempo para reconocer las misericordias de Dios y su incapacidad para llevar acabo la tarea encomendada.

“Salomón contestó: —Tú mostraste gran y fiel amor hacia tu siervo David, mi padre, un hombre transparente y leal, quien te fue fiel. Hoy sigues mostrándole este gran y fiel amor al darle un hijo que se siente en su trono. »Ahora, oh Señor mi Dios, tú me has hecho rey en lugar de mi padre, David, pero soy como un niño pequeño que no sabe por dónde ir”, (1 Reyes 3:6-7, NTV).


“Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has reservado esta tu gran misericordia, en que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día. Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir”, (1 Reyes 3:6-7, RV60).