Había personas en Tesalónica que dejaron de trabajar usando la excusa de que el Señor Jesucristo estaba a punto de llegar. Eran personas ociosas, y Pablo le dice a los Tesalonicenses que se alejen de ellas.
“Ahora bien, hermanos, os mandamos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la doctrina que recibisteis de nosotros”, (2 Tes. 3:6, LBLA).
“ Y ahora, amados hermanos, les damos el siguiente mandato en el nombre de nuestro Señor Jesucristo: aléjense de todos los creyentes que llevan vidas ociosas y que no siguen la tradición que recibieron de nosotros”, (2 Tes. 3:6, NTV).