Diciembre - 2023

Especial de año nuevo 6,
Josué 24:24-28, "Comprométete con el Señor"

El pueblo de Israel se compromete a servir al Señor y Josué pone una piedra como recordatorio y como testigo. Nosotros tenemos hoy al Espíritu Santo y él es nuestro testigo.

“Entonces los israelitas le dijeron a Josué: —Serviremos al Señor nuestro Dios. Lo obedeceremos solo a él. Entonces, ese día en Siquem, Josué hizo un pacto con ellos, el cual los comprometía a seguir los decretos y las ordenanzas del Señor. Josué escribió todas esas cosas en el libro de instrucción de Dios. Como recordatorio del acuerdo, tomó una piedra enorme y la llevó rodando hasta debajo del árbol de terebinto que estaba junto al tabernáculo del Señor. Josué le dijo a todo el pueblo: —Esta piedra escuchó todo lo que el Señor nos dijo. Será un testigo en contra de ustedes si no cumplen lo que le prometieron a Dios. Después Josué mandó que todo israelita regresara a su tierra, cada uno a su hogar”, (Josué 24:24-28, NTV).

 Y el pueblo respondió a Josué: A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos. Entonces Josué hizo pacto con el pueblo el mismo día, y les dio estatutos y leyes en Siquem. Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová.  Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí esta piedra nos servirá de testigo, porque ella ha oído todas las palabras que Jehová nos ha hablado; será, pues, testigo contra vosotros, para que no mintáis contra vuestro Dios. Y envió Josué al pueblo, cada uno a su posesión”, (Josué 24:24-28, RV60).

Especial de año nuevo 5,
Josué 24:21-23, "Entrega tu corazón al Señor"

Josué sigue retando al pueblo de Israel a servir al Señor y les reta a dejar los ídolos que tenían y a entregarle el corazón.

“Pero los israelitas respondieron a Josué: —¡Eso no! Nosotros serviremos al Señor. —Ustedes son testigos de su propia decisión—les dijo Josué—. Hoy han elegido servir al Señor. —Claro que sí—respondieron—, somos testigos de lo que dijimos. —Muy bien—dijo Josué—, entonces destruyan los ídolos que tienen entre ustedes y entréguenle el corazón al Señor, Dios de Israel”, (Josué 24:21-23, NTV).

“El pueblo entonces dijo a Josué: No, sino que a Jehová serviremos.  Y Josué respondió al pueblo: Vosotros sois testigos contra vosotros mismos, de que habéis elegido a Jehová para servirle. Y ellos respondieron: Testigos somos.  Quitad, pues, ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel”, (Josué 24:21-23, RV60).

Especial de año nuevo 4, Josué 24:19-20,
"No puedes en tus propias fuerzas"

No se puede servir a Dios en nuestras propias fuerzas.

 Entonces Josué advirtió a los israelitas: —Ustedes no son capaces de servir al Señor, porque él es Dios santo y celoso. No les perdonará su rebelión ni sus pecados. Si abandonan al Señor y sirven a otros dioses, él se pondrá en contra de ustedes y los destruirá, aunque les haya hecho tanto bien en el pasado”, (Josué 24:19-20, NTV).

“Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque él es Dios santo, y Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados. Si dejareis a Jehová y sirviereis a dioses ajenos, él se volverá y os hará mal, y os consumirá, después que os ha hecho bien”, (Josué 24:19-20, RV60).

Especial de año nuevo 3, Josué 24:16-18,
"Habla del Señor a tus hijos"

Es bueno servir a Dios, pero no debemos de olvidar hablar de Dios y sus proezas a las generaciones que vienen.

“El pueblo respondió: —Nosotros jamás abandonaríamos al Señor ni serviríamos a otros dioses. Pues el Señor nuestro Dios es el que nos rescató a nosotros y a nuestros antepasados de la esclavitud en la tierra de Egipto. Él hizo milagros poderosos ante nuestros propios ojos. Cuando andábamos por el desierto, rodeados de enemigos, él nos protegió. Fue el Señor quien expulsó a los amorreos y a las otras naciones que vivían aquí, en esta tierra. Por lo tanto, nosotros también serviremos al Señor, porque solo él es nuestro Dios”, (Josué 24:16-18, NTV).

“Después de que murieron todos los de esa generación, creció otra que no conocía al Señor ni recordaba las cosas poderosas que él había hecho por Israel. Los israelitas hicieron lo malo a los ojos del Señor y sirvieron a las imágenes de Baal”, (Jueces 2:10-11, NTV).

Especial de año nuevo 2, Josué 24:14-15,
"Sirve únicamente al Señor"

Josué lanza un reto al pueblo de Israel, que está a punto de comenzar una nueva etapa, de que sirvan a Dios. Así nosotros recibimos el mismo reto.

“Por lo tanto, teme al Señor y sírvelo con todo el corazón. Echa fuera para siempre los ídolos que tus antepasados adoraron cuando vivían del otro lado del río Éufrates y en Egipto. Sirve únicamente al Señor.  Pero si te niegas a servir al Señor, elige hoy mismo a quién servirás. ¿Acaso optarás por los dioses que tus antepasados sirvieron del otro lado del Éufrates? ¿O preferirás a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ahora vives? Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al Señor”, (Josué 24:14-15, NTV).

“Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”, (Josué 24:14-15, RV60).

Especial de año nuevo 1,
Josué 24:11-13, "Dios nos dio la victoria"

En este año que termina, podemos tomarnos un tiempo para darle gracias a Dios por lo que nos dio este año que está terminando.

“Cuando cruzaste el río Jordán y llegaste a Jericó, los hombres de Jericó pelearon contra ti, como lo hicieron los amorreos, los ferezeos, los cananeos, los hititas, los gergeseos, los heveos y los jebuseos. Pero yo te di la victoria sobre ellos. Y envié terror antes de que llegaras, para expulsar a los dos reyes amorreos. No fueron tus espadas ni tus arcos los que te dieron la victoria.  Yo te di tierra que no habías trabajado y ciudades que no construiste, en las cuales vives ahora. Te di viñedos y huertos de olivos como alimento, aunque tú no los plantaste”, (Josué 24:11-13, NTV).

“Pasasteis el Jordán, y vinisteis a Jericó, y los moradores de Jericó pelearon contra vosotros: los amorreos, ferezeos, cananeos, heteos, gergeseos, heveos y jebuseos, y yo los entregué en vuestras manos.  Y envié delante de vosotros tábanos, los cuales los arrojaron de delante de vosotros, esto es, a los dos reyes de los amorreos; no con tu espada, ni con tu arco. Y os di la tierra por la cual nada trabajasteis, y las ciudades que no edificasteis, en las cuales moráis; y de las viñas y olivares que no plantasteis, coméis”, (Josué 24:11-13, RV60).

Especial de Navidad 6, Mateo 2:1-12,
"Continuemos anunciando su nacimiento"

Se calcula que Jesús tenía ya unos dos años cuando recibió la visita de los sabios del oriente. Ellos buscaban a Jesús y dieron a conocer de su nacimiento a muchos que no sabían. 

“Después de nacer Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes, he aquí, unos magos del oriente llegaron a Jerusalén, diciendo: ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarle. Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él. Entonces, reuniendo a todos los principales sacerdotes y escribas del pueblo, indagó de ellos dónde había de nacer el Cristo.  Y ellos le dijeron: En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta: «Y tú, Belén, tierra de Judá, de ningún modo eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un Gobernante que pastoreará a mi pueblo Israel». Entonces Herodes llamó a los magos en secreto y se cercioró con ellos del tiempo en que había aparecido la estrella.  Y enviándolos a Belén, dijo: Id y buscad con diligencia al Niño; y cuando le encontréis, avisadme para que yo también vaya y le adore.  Y habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí, la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo sobre el lugar donde estaba el Niño. Cuando vieron la estrella, se regocijaron sobremanera con gran alegría. Y entrando en la casa, vieron al Niño con su madre María, y postrándose le adoraron; y abriendo sus tesoros le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra. Y habiendo sido advertidos por Dios en sueños que no volvieran a Herodes, partieron para su tierra por otro camino”, (Mateo 2:1-12, LBLA).

Especial de Navidad 5, Lucas 2:8-20
"El gran anuncio"

La noche que Jesús nació no había medios de comunicación como los de hoy. Sin embargo, Dios se encargó de hacer saber a la humanidad que su hijo había llegado al mundo.

“Esa noche había unos pastores en los campos cercanos, que estaban cuidando sus rebaños de ovejas. De repente, apareció entre ellos un ángel del Señor, y el resplandor de la gloria del Señor los rodeó. Los pastores estaban aterrados, pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo—dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. ¡El Salvador—sí, el Mesías, el Señor—ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David! Y lo reconocerán por la siguiente señal: encontrarán a un niño envuelto en tiras de tela, acostado en un pesebre». De pronto, se unió a ese ángel una inmensa multitud—los ejércitos celestiales—que alababan a Dios y decían: «Gloria a Dios en el cielo más alto y paz en la tierra para aquellos en quienes Dios se complace». Cuando los ángeles regresaron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «¡Vayamos a Belén! Veamos esto que ha sucedido y que el Señor nos anunció». Fueron de prisa a la aldea y encontraron a María y a José. Y allí estaba el niño, acostado en el pesebre. Después de verlo, los pastores contaron a todos lo que había sucedido y lo que el ángel les había dicho acerca del niño. Todos los que escucharon el relato de los pastores quedaron asombrados, pero María guardaba todas estas cosas en el corazón y pensaba en ellas con frecuencia. Los pastores regresaron a sus rebaños, glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído. Todo sucedió tal como el ángel les había dicho”, (Lucas 2:8-20, NTV).

Especial de Navidad 4, Lucas 2:1-7,
"La primera Navidad"

La Biblia nos describe exactamente como ocurrió la primera Navidad, no fue muy lujosa, no hubo platillos especiales, pero si se celebró el nacimiento de Jesús.

“En esos días, Augusto, el emperador de Roma, decretó que se hiciera un censo en todo el Imperio romano.  (Este fue el primer censo que se hizo cuando Cirenio era gobernador de Siria). Todos regresaron a los pueblos de sus antepasados a fin de inscribirse para el censo. Como José era descendiente del rey David, tuvo que ir a Belén de Judea, el antiguo hogar de David. Viajó hacia allí desde la aldea de Nazaret de Galilea. Llevó consigo a María, su prometida, quien estaba embarazada. Mientras estaban allí, llegó el momento para que naciera el bebé. María dio a luz a su primer hijo varón. Lo envolvió en tiras de tela y lo acostó en un pesebre, porque no había alojamiento disponible para ellos”, (Lucas 2:1-7, NTV).

Especial de Navidad 3, Mateo 1:18-25,
"La obediencia es parte de la Natividad"

La Biblia nos relata que José, el prometido de María, también paso un tiempo difícil cuando supo que María estaba esperando un bebé. Sin embargo, al igual que María, obedeció a pesar de lo difícil de la situación.

“Este es el relato de cómo nació Jesús el Mesías. Su madre, María, estaba comprometida para casarse con José, pero antes de que la boda se realizara, mientras todavía era virgen, quedó embarazada mediante el poder del Espíritu Santo. José, su prometido, era un hombre justo y no quiso avergonzarla en público; por lo tanto, decidió romper el compromiso[h] en privado. Mientras consideraba esa posibilidad, un ángel del Señor se le apareció en un sueño. «José, hijo de David—le dijo el ángel—, no tengas miedo de recibir a María por esposa, porque el niño que lleva dentro de ella fue concebido por el Espíritu Santo. Y tendrá un hijo y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo eso sucedió para que se cumpliera el mensaje del Señor a través de su profeta: «¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel, que significa “Dios está con nosotros”». Cuando José despertó, hizo como el ángel del Señor le había ordenado y recibió a María por esposa, pero no tuvo relaciones sexuales con ella hasta que nació su hijo; y José le puso por nombre Jesús”, (Mateo1:18-25, NTV).

Especial de Navidad 2, Lucas 1:26-38,
"Que se cumpla lo que has dicho"

El hecho de que Jesús necesitaba ser concebido por el Espíritu Santo, y nacer de una mujer virgen, requería de una mujer dispuesta a pasar por una experiencia no muy agradable.

“Cuando Elisabet estaba en su sexto mes de embarazo, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, una aldea de Galilea, a una virgen llamada María. Ella estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. Gabriel se le apareció y dijo: «¡Saludos, mujer favorecida! ¡El Señor está contigo!». Confusa y perturbada, María trató de pensar lo que el ángel quería decir. —No tengas miedo, María—le dijo el ángel—, ¡porque has hallado el favor de Dios! Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será muy grande y lo llamarán Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David. Y reinará sobre Israel para siempre; ¡su reino no tendrá fin! —¿Pero cómo podrá suceder esto?—le preguntó María al ángel—. Soy virgen. El ángel le contestó: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por lo tanto, el bebé que nacerá será santo y será llamado Hijo de Dios. Además, tu parienta Elisabet, ¡quedó embarazada en su vejez! Antes la gente decía que ella era estéril, pero ha concebido un hijo y ya está en su sexto mes de embarazo. Pues la palabra de Dios nunca dejará de cumplirse. María respondió: —Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí. Y el ángel la dejó.”, (Lucas 1:26-38,NTV).

Especial de Navidad 1, Isaías 7:14,
"Dios con nosotros"

La profecía del nacimiento del Emanuel, Dios con nosotros, se cumplió cabalmente y nos reveló al Dios hecho carne, el salvador Jesucristo.

“Muy bien, el Señor mismo les dará la señal. ¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo y lo llamarán Emanuel (que significa “Dios está con nosotros”)”, (Isaías 7:14, NTV).

“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”, (Isaías 7:14, RV60).

Salmo 37:35-40
"El Señor los ayuda"

David termina este salmo hablando del corto tiempo que aquel que no conoce a Dios se va a exaltar. Además, nos menciona que los justos encuentran refugio en Jehová.

“He visto a gente malvada y despiadada florecer como árboles en tierra fértil. Pero cuando volví a mirar, ¡habían desaparecido! ¡Aunque los busqué, no pude encontrarlos!
Miren a los que son buenos y honestos, porque a los que aman la paz les espera un futuro maravilloso. Pero los rebeldes serán destruidos; para ellos no hay futuro. El Señor rescata a los justos; él es su fortaleza en tiempos de dificultad. El Señor los ayuda;  los rescata de los malvados. Él salva a los justos, y ellos encuentran refugio en él”, (Salmo 37:35-40, NTV).

“Vi yo al impío sumamente enaltecido, Y que se extendía como laurel verde. Pero él pasó, y he aquí ya no estaba; Lo busqué, y no fue hallado. Considera al íntegro, y mira al justo; Porque hay un final dichoso para el hombre de paz. Mas los transgresores serán todos a una destruidos; La posteridad de los impíos será extinguida. Pero la salvación de los justos es de Jehová, Y él es su fortaleza en el tiempo de la angustia. Jehová los ayudará y los librará; Los libertará de los impíos, y los salvará, Por cuanto en él esperaron”, (Salmo 37:35-40, RV60).

Salmo 37:32-34
"Pon tu esperanza en Dios"

El salmista vuelve a animar a los justos a confiar en Dios y a poner su esperanza en él. Dios los va a guardar, bendecir y honrar si lo hacen.

“Los malvados esperan en emboscada a los justos, en busca de una excusa para matarlos. Pero el Señor no permitirá que los perversos tengan éxito ni que los justos sean condenados cuando los lleven a juicio. Pon tu esperanza en el Señor y marcha con paso firme por su camino. Él te honrará al darte la tierra y verás destruidos a los perversos”, (Salmo 37:32-34, NTV).

“Acecha el impío al justo, Y procura matarlo. Jehová no lo dejará en sus manos, Ni lo condenará cuando le juzgaren. Espera en Jehová, y guarda su camino, Y él te exaltará para heredar la tierra; Cuando sean destruidos los pecadores, lo verás”, (Salmo 37:32-34, RV60).

Salmo 37:29-31
"Los justos ofrecen buenos consejos"

El salmista nos comparte que una razón por la cual los justos van a poseer la tierra y dan buenos consejos, es porque han hecho suya la ley de Dios.

“Los justos poseerán la tierra y vivirán allí para siempre. Los justos ofrecen buenos consejos; enseñan a diferenciar entre lo bueno y lo malo. Han hecho suya la ley de Dios, por eso, nunca resbalarán de su camino”, (Salmo 37:29-31, NTV).

“Los justos heredarán la tierra, Y vivirán para siempre sobre ella. La boca del justo habla sabiduría, Y su lengua habla justicia. La ley de su Dios está en su corazón; Por tanto, sus pies no resbalarán”, (Salmo 37:29-31, RV60).

Salmo 37:25-28
"Dios no abandona al justo"

Nuevamente el salmista aclara que, aunque ya es de edad avanzada, nunca ha visto que Dios abandone a los justos, y también ha visto el fin de los hijos de los injustos cuando siguen el camino de sus padres.

“Una vez fui joven, ahora soy anciano, sin embargo, nunca he visto abandonado al justo ni a sus hijos mendigando pan. Los justos siempre prestan con generosidad y sus hijos son una bendición. Aléjate del mal y haz el bien, y vivirás en la tierra para siempre. Pues el Señor ama la justicia y nunca abandonará a los justos. Los mantendrá a salvo para siempre, pero los hijos de los perversos morirán”, (Salmo 37:25-28, NTV).

“Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan. En todo tiempo tiene misericordia, y presta; Y su descendencia es para bendición. Apártate del mal, y haz el bien, Y vivirás para siempre. Porque Jehová ama la rectitud, Y no desampara a sus santos. Para siempre serán guardados; Mas la descendencia de los impíos será destruida”, (Salmo 37:25-28, RV60).

Salmo 37:23-24
"Dios dirige los pasos de los justos"

El salmista ahora declara que es Dios quien dirige los pasos de los justos y por esa razón nunca caerán.
 
“El Señor dirige los pasos de los justos; se deleita en cada detalle de su vida. Aunque tropiecen, nunca caerán, porque el Señor los sostiene de la mano”, (Salmo 37:23-24, NTV).

“Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, Y él aprueba su camino. Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, Porque Jehová sostiene su mano”, (Salmo 37:23-24, RV60)

Salmo 37:21-22
"El perverso debe y no paga"

David sigue contratando a los justos y los perversos. En esta ocasión menciona lago que suena muy simple, pero que habla de la falta de integridad de aquellos que no conocen a Dios.

“Los perversos piden prestado y nunca pagan, pero los justos dan con generosidad. Los bendecidos por el Señor poseerán la tierra, pero aquellos a quienes él maldice, morirán”, (Salmo 37:21-22, NTV).

“El impío toma prestado, y no paga; Mas el justo tiene misericordia, y da. Porque los benditos de él heredarán la tierra; Y los malditos de él serán destruidos”, (Salmo 37:21-22, RV60).

Salmo 37:16-20
"Mejor es ser justo aunque tengas poco"

El contentamiento es una parte importante en la vida de aquellos que siguen a Dios. El salmista dice que es mejor ser justo, es decir, estar en paz con Dios, y tener poco que ser malvado y rico.

“Es mejor ser justo y tener poco que ser malvado y rico. Pues la fuerza de los malvados será destrozada, pero el Señor cuida a los justos. Día a día el Señor cuida a los inocentes, y ellos recibirán una herencia que permanece para siempre. No serán avergonzados en tiempos difíciles; tendrán más que suficiente aun en tiempo de hambre. Pero los perversos morirán; los enemigos del Señor son como las flores del campo, desaparecerán como el humo”, (Salmo 37:16-20, NTV).

“Mejor es lo poco del justo, Que las riquezas de muchos pecadores. Porque los brazos de los impíos serán quebrados; Mas el que sostiene a los justos es Jehová. Conoce Jehová los días de los perfectos, Y la heredad de ellos será para siempre. No serán avergonzados en el mal tiempo, Y en los días de hambre serán saciados. Mas los impíos perecerán, Y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros serán consumidos; se disiparán como el humo”, (Salmo 37:16-20, RV60).

Salmo 37:10-15
"Los perversos desaparecerán"

El Salmista contrasta el final de los perversos y no es un final que ninguna persona desearía.

“Pronto los perversos desaparecerán; por más que los busques, no los encontrarás. Los humildes poseerán la tierra y vivirán en paz y prosperidad. Los malvados conspiran contra los justos; les gruñen de manera desafiante. Pero el Señor simplemente se ríe, porque ve que el día de su juicio se acerca. Los perversos sacan sus espadas y ponen cuerdas a sus arcos para matar al pobre y al oprimido, para masacrar a los que hacen lo correcto. Pero sus espadas atravesarán su propio corazón, y se les quebrarán los arcos”, (Salmo 37:10-15, NTV).

“Pues de aquí a poco no existirá el malo; Observarás su lugar, y no estará allí. Pero los mansos heredarán la tierra, Y se recrearán con abundancia de paz. Maquina el impío contra el justo, Y cruje contra él sus dientes; El Señor se reirá de él; Porque ve que viene su día. Los impíos desenvainan espada y entesan su arco, Para derribar al pobre y al menesteroso, Para matar a los de recto proceder. Su espada entrará en su mismo corazón, Y su arco será quebrado”, (Salmo 37:10-15, RV60).

Salmo 37:7-9
"Esperar es difícil"

Esperares difícil, pero el salmista escribe y nos recuerda que debemos de esperar en el Señor y debemos de evitar el enojo y la desesperación.

“Quédate quieto en la presencia del Señor, y espera con paciencia a que él actúe.
No te inquietes por la gente mala que prospera, ni te preocupes por sus perversas maquinaciones. ¡Ya no sigas enojado! ¡Deja a un lado tu ira! No pierdas los estribos, que eso únicamente causa daño. Pues los perversos serán destruidos, pero los que confían en el Señor poseerán la tierra”, (Salmo 37:7-9, NTV).

“Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades. Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo. Porque los malignos serán destruidos, Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra”, (Salmo 37:7-9, RV60).

Salmo 37:5-6
"Entrega todo lo que haces a Dios"

David sigue hablando de como una persona que sigue al Señor debe de confiar todo lo que hace a Dios, y de esa manera será prosperado por él.

“Entrega al Señor todo lo que haces;  confía en él, y él te ayudará. Él hará resplandecer tu inocencia como el amanecer, y la justicia de tu causa brillará como el sol de mediodía”, (Salmo 37:5-6, NTV).

“Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía”, (Salmo 37:5-6, RV60).

Salmo 37:3-4
"Confía en Jehová"

Confiar en el Señor es importante, trae paz al corazón y al final de cuentas trae cosas buenas.

“Confía en el Señor y haz el bien; entonces vivirás seguro en la tierra y prosperarás. Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón”, (Salmo 37:3-4, NTV).

“Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón”, (Salmo 37:3-4, RV60).

Salmo 37:1-2
"Que no te inquieten los malos"

El salmista nos aconseja que aquellos que seguimos a Dios no debemos inquietarnos por la aparente prosperidad de aquellos que no siguen a Dios.
 
“No te inquietes a causa de los malvados ni tengas envidia de los que hacen lo malo. Pues como la hierba, pronto se desvanecen; como las flores de primavera, pronto se marchitan”, (Salmo 37:1-2, NTV)

“No te impacientes a causa de los malignos, Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba serán pronto cortados, Y como la hierba verde se secarán”, (Salmo 37:1-2, RV60).

Jeremías 1:17-19
"Yo te hago fuerte"

Dios le revela a Jeremías que le va a dar la fortaleza necesaria para cumplir con la labor que le ha encomendado.

“»Levántate y prepárate para entrar en acción. Ve y diles todo lo que te ordene decir.
No les tengas miedo, o haré que parezcas un necio delante de ellos. Mira, hoy te he hecho fuerte, como ciudad fortificada que no se puede conquistar, como columna de hierro o pared de bronce. Te enfrentarás a toda esta tierra: a los reyes, a los funcionarios, a los sacerdotes y al pueblo de Judá. Ellos pelearán contra ti, pero fracasarán, porque yo estoy contigo y te protegeré. ¡Yo, el Señor, he hablado!”, (Jeremías 1:17-19, NTV).

“Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y háblales todo cuanto te mande; no temas delante de ellos, para que no te haga yo quebrantar delante de ellos.  Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra. Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte”, (Jeremías 1:17-19, RV60).

Jeremías 1:16
"La idolatría no le agrada a Dios"

Dios le dice a Jeremías que es lo que está pasando con su pueblo, y básicamente el pueblo de Dios estaba cometiendo idolatría, lo cuál no le agrada a Dios.
 
“Pronunciaré juicio contra mi pueblo a causa de toda su maldad, por haberme abandonado y por quemar incienso a otros dioses. ¡Sí, ellos rinden culto a ídolos que hicieron con sus propias manos!” (Jeremías 1:16, NTV).

“Y a causa de toda su maldad, proferiré mis juicios contra los que me dejaron, e incensaron a dioses extraños, y la obra de sus manos adoraron”, (Jeremías 1:16, RV60)